viernes, 10 de junio de 2016

casi que Antiquaria a pequeña escala



Me gusta mucho recorrer los mercadillos de antigüedades y me gusta mucho tener cositas que llenan la historia o llenas de historias.

De antes de descubrirlo (el mercadillo) ya me gustaba y hacía ilusión tener algunas piezas como el cofre de mi abuela, una cortina también de ella, las sillas de la abuela de una compañera, una lámpara quinqué de cuando mis padres se casaron, una vela con la base tallada de madera también de entonces, una pala de horno de leña de la familia paterna de mis hijos, llaves que aparecieron  en el doble fondo de una pared del campo, un gramófono y... qué se yo... hasta vasos!!! y sin contar que siempre me han enamorado los libros antiguos... y añoro la feria del libro que hace años ponían en Elche por este mes de junio, encontrabas auténticas joyas.


Pala y llaves colgados en la cocina de la casita de campo

Quinqué a la entrada del salón de la casita

Pero desde que lo descubrí (el mercadillo)... tenemos en casa de casi de todo: un piano sin cola, 6 sillas, una mesa de mármol y hierro forjado, muchas tonteridas de Coca-Cola (bandejas, pizarras, caja de botellines, abridor, cajita imán, ...), algunas planchas tanto de de las que hay que meterle el carbón como de las que había calentar en las brasas, cajitas de latón, mundillo, teteras, máquina de escribir, parchís, pequeñas piezas, bisutería... muchas cosas ya las he ido enseñando, pero le dedicaré alguna(s) entrada(s) más adelante.


Total que, como muchos domingos, el domingo pasado también fuimos a dar una vueltecilla aprovechando el buen tiempo y mirad lo que encontré:


Tesoro a la vista!!!: Caja repleta de hilos, botones y agujas, por sólo 8€

Me recordó mucho al regalo que me hizo una amiga hace años, una herencia ajena que lo podéis ver aquí y que me hizo mucha ilusión. 


Mi Diógenes se está desatanto...

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